domingo, 5 de febrero de 2012

LO ÚNICO QUE ME FALTABA

Esperando la ocasión de disfrutar con la corrida del aniversario número 66 de la Plaza México, es domingo por la mañana y recibo una llamada telefónica.

Era mi buen amigo Fernando quien paseaba por los rumbos del paseo de la Reforma a la altura del ángel de la independencia y, sabedor de mi afición taurina me llamó para avisarme que se estaba llevando a cabo una manifestación anti-taurina.

El episodio no me causó ninguna sorpresa porque sé perfectamente que estas agrupaciones buscan cualquier pretexto para manifestarse en contra del espectáculo taurino.

Lo que si me llamó la atención es que mi amigo me informara que la persona que encabezaba el movimiento fuera un ciudadano chileno.

Y me pregunté: ¿Qué diablos sabe un chileno de la fiesta brava, si en su país para empezar no se celebran corridas de toros?
El siguiente es un fragmento que saqué de un portal de Internet llamado animanaturalis.org:


El 15 de septiembre de 1823, el director supremo Ramón Freire, firmó la prohibición definitiva de corridas de toros y las peleas de gallos del país, en el mismo decreto por el que se abolió la esclavitud en Chile.
Interesante pues que un chileno venga a mi país a manifestarse en contra de una expresión cultural tan arraigada a nuestras tradiciones.


Valdría la pena entonces plantearse la idea de aplicarle el artículo 33 constitucional a este simpático personaje.

Mi amigo en un arrebato de animosidad me puso al teléfono con el sujeto en cuestión y accedí a hacerle algunas preguntas muy básicas:

- ¿Perdone, es usted carnívoro o vegetariano?

-"Soy vegetariano por supuesto"

-Ah ya veo, entonces dígame: ¿está usted consciente que de llevarse a cabo su propósito de abolir las corridas de toros estaríamos atentando contra el equilibrio ecológico de la dehesa?

-"Pero de qué me habla, cuál equilibrio, el toro no es una especie salvaje...(????)"

-¿Está usted consciente que de abolirse las corridas de toros, se perderían miles y miles de fuentes de trabajo en mi país?

-"Ese no es problema, se podrían crear otras tantas oportunidades de empleo"

-Por último y dicho sea esto con mucho respeto: ¿Porqué si en su país existe una prohibición constitucional para la celebración de las corridas de toros viene usted ahora a encabezar un movimiento de esta naturaleza en mi país donde la cultura taurina está tan arraigada?

-"Eh, em, discúlpe me tengo que ir... me van a entrevistar y tengo que atender a otras personas"

Y así terminamos tan breve como absurda charla telefónica.
 
El encuentro con este personaje a través de la línea del teléfono viene simplemente a demostrar que este movimiento es encabezado por ignorantes, que no tienen la menor idea del desarrollo de la fiesta brava, sus orígenes, su papel en la historia de algunos pueblos, su aportación a la economía y otras vertientes del toreo incluso como manifestación artística.

De verdad, de verdad: no saben nada de nada.

Por ello es que estos desencuentros que me ha tocado protagonizar con algunos anti-taurinos no me aportan nada en absoluto y cada vez me causan más y más apatía.

Lo único que hay que valorar en este sentido es la agresividad con la que algunos de estos "Defensores de la Vida" se conducen.

¿Y son los que hacen un llamado a la civilidad?

Como católicos que asisten al templo y ponen ojos de piedad pero al salir de la homilía se comportan como verdaderos animalitos de la creación profiriendo insultos y majaderías en incidentes de tráfico a quien tenga la mala fortuna de cruzarse en su camino.

2 comentarios:

  1. Esto no hace otra cosa que reafirmar la poca educacion que priva en los mexicanos en grl. tanto civica como moral. Y tiens razon, el tipo ni siquiera ha de saber que dice el 33 constitucional, uqe lo hace cnadidato a deportacion por andar de mitotero !

    ResponderEliminar
  2. La ignorancia colectiva es más peligrosa que la fiesta brava.
    Los acarreados en este tipo de manifestaciones, lo único que nos demuestran es que tenemos el país que merecemos.
    En lugar de luchar por iniciativas que propongan una mejor convivencia social, se dejan llevar por un pelmazo que no sabe ni de cultura, ni de economía, ni de respeto por las preferencias de los demás ciudadanos.
    Cada quien tiene derecho de manifestare en contra de lo que no le gusta, siempre y cuando no trasgreda los gustos de los que no están de acuerdo con él.
    Si queremos derechos, debemos hacernos responsables de las responsabilidades que nuestros actos conllevan.
    Si da impotencia y desgano discutir con este tipo de personajes. Pero es mas delicado saber quien les permite manifestarse en nuestras calles.
    Seguimos en el "malinchismo" de aceptar todo lo que los extranjeros nos vienen a enseñar, cuando tenemos un País tan rico en todos los aspectos: gente, paisajes, cultura, tradiciones, solo por nombrar algunos.
    Entiendo tu enojo y lo comparto.
    SIMC

    ResponderEliminar