sábado, 5 de febrero de 2011

UNA NUEVA FORMA DE VER LOS TOROS

Males de los tiempos modernos.
Ahora el público aprecia la fiesta brava desde una perspectiva diferente.
Cuando creí haber visto todo y saber de todo, ahora el público de la Plaza México me enseña que la fiesta brava adopta nuevas variantes y aquellos juicios de opinión que prevalecieron apenas hace unos lustros, son ahora esquemas ambiguos de una fiesta que debe ser apreciada desde otro punto de vista.
Ahora el público no pide; exige el otorgamiento de trofeos que inmediatamente después rechaza como es el caso del Zotoluco, El “Juli”, y en este festejo de aniversario las orejas protestadas al mismo Zotoluco o a Enrique Ponce como resultado de su quehacer taurino en sus primeros toros.

Una decisión polivalente que primero otorga y luego arrebata en afán protagónico y va siendo costumbre que la gran masa adquiera un papel protagónico ejerciendo presión sobre el palco de la presidencia para tomar decisiones que afectan y dañan a la fiesta.

Es el caso que en el festejo de aniversario el público (que es el que paga por supuesto), arremetió contra el juez de plaza por la presencia del primer astado que correspondió al lote de Sebastián Castella; un toro justo de presentación pero muy bien armado con cara seria de nombre “Negrito”, que nunca se empleó con el capote y tampoco con la muleta.
Otro aspecto es que antaño el público demostraba su denostación arrojando cojines al ruedo, estos hasta hace algunos años fabricados en lona y rellenos de borra que cuando se mojaban parecían piedras del peso que adquirían.

Ahora esos cojines son fabricados de tela rellena de hule espuma y aunque ligeros  no dejan de significar peligro para los que actúan en el ruedo porque pudieran “tocar” a los toros o peor aún, propiciar algún tropiezo del coleta en turno.

En fin que ahora el público manifiesta su gusto o repudio por la faena del matador arrojando estos artefactos al ruedo de la plaza y es sin duda una manifestación que no deja de ser vulgar y que atenta contra la seguridad de los que actúan en el ruedo.


Una nueva modalidad es que el público saca los pañuelos blancos solicitando las orejas para el espada en turno por su labor ante los astados y colma los tendidos de blanquecinas prendas, pero cuando el alguacil entrega los trofeos, le “caen” al torero con insultos e improperios y hasta abucheos que confunden no solo al torero sino al público que no es asiduo a la plaza.
¿Somos o no somos?
¿Estamos o no estamos?
Más allá del juicio voluptuoso de las masas y de los veredictos equívocos del  representante de la presidencia del festejo, están los resultados artísticos que quedarán plasmados en la memoria de los aficionados y del público de la plaza…
Los emotivos y eléctricos pares de banderillas del “Zapata”, el acompasado y reposado toreo en redondo de Enrique Ponce y el empaque torero de los pases de Castella quedarán en la memoria de aquellos que tuvimos el privilegio de disfrutar de la corrida del aniversario 65 de nuestro gran coso de Insurgentes.

2 comentarios:

  1. Tienes razón, es algo que, como un novato en la lidia de toros, me pude percatar. Fuí a la fiesta brava en Morelia, Michoacán y lo que mencionas también paso en la plaza del arte. No sólo varias personas se embriagaban, otros gritaban estupideces, como todo un payaso, tratando de quedar bien con el público, insultando al juez,al torero o los que estaban dentro del ruedo. Durante la faena se concedieron varias orejas, pero era fácil de ver porque. No sólo los toros y toreros lucían durante la lidia, sino que al momento de premiar al torero, la mayoría de los presentes levantaban el pañuelo blanco y una vez que el juez concedía la segunda oreja del toro, algunos pocos pero gritones, empezaban a abuchear al torero o al juez, ni siquiera se entendía que es lo que querían, parecía que lo hacían con el afán de nada mas hechar desmadre, sin realmente saber lo que es una fiesta brava. Es decir, ni si quiera yo sé lo que es, apenas lo estoy averiguando, pero cualquier persona puede notar cuando el público nada más tiene ganas de chingar.

    A pesar de eso, aprecié los toros y a los toreros, para mi punto de vista, fueron dignos de los premios. Afortunadamente, no se lanzan cojines en esa plaza.

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  2. Gracias Pablo de antemano por tomarte la molestia de escribir tus comentarios y por compartir tus vivencias en los ruedos de la República como el caso de Morelia.

    Pensé que esta nueva tendencia de este nuestro "público conocedor" era privativa de la Plaza México pero ahora me entero por tu comentario que desgraciadamente otras plazas ya se están contaminando.

    En fin, basta con que existan personas como tú que vean la fiesta brava con otra perspectiva.

    Salud!

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