Desde que Don Antonio Llaguno trajo toros del Marqués de Saltillo a tierras mexicanas ¡la sangre de la ganadería brava se modificó!Pero desde que los ganaderos mexicanos intentaron inventar un “torito” de vaivén se ¡fregó la cosa!
Hubo incluso defensores de la acometividad del toro mexicano arguyendo que su nobleza al embestir permitía sacarle al toro algo así como 60 pases para deleite de las masas.
Hoy día vuelvo los ojos hacia el ganado español y las técnicas empleadas
por ganaderos españoles en la crianza del toro de lidia y me queda muy claro que la intención es diferente.
Hacia los años 80´s el periodista mexicano Pancho Lazo argumentaba en su crónica que el ganado bravo mexicano debía cumplir con ciertas especificaciones tales como un peso ideal cifrado según él en 470Kg. Que lo hacía un toro a la vez de dócil un toro que se podía mover en el ruedo.
En la actualidad está visto que la ganadería brava mexicana pasa por un momento de severa crisis al procrear un toro totalmente noble pero carente de bravura y acometividad.
No, no quiero que piensen que espero que toros más corpulentos y con más romana embistan mejor: ¡NO!
Simplemente pienso que el espectáculo merece un poco de respeto.
O: ¿Cómo poder argumentar a los activistas en pro de los derechos de los animales que lo nuestro es un espectáculo digno?
¿Cómo?¿Con toros justos de presentación y sin malas intenciones que son víctimas de los castigos que impone la lidia?
Con caballos de pica que son así como una muralla infranqueable?
¿Teniendo que cubrir un segundo tercio con más pena que gloria o pasando simplemente por un trámite más que por darle brillo a la ejecución de una hermosísima suerte?
Algunos peones de brega han prostituido la ejecución del segundo tercio de la lidia en un trámite incómodo en el que toreros con abdomen abultado y pocas facultades ejecutan el cuarteo rejoneando a pié o poniendo un par en lo alto y otro ¿como Dios les da a entender?
¿Porqué no suprimir este tercio de la lidia?
Si ha de ser algo vistoso bienvenido y si no….¿para qué?
En otro apartado habremos de referirnos a la ¡suerte suprema
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