domingo, 8 de enero de 2012

LA CONFUSIÓN SE LLEVÓ LA TARDE

Encaminé mis pasos hacia el coso de Insurgentes para disfrutar de mi espectáculo favorito.

El cartel consignaba la comparecencia esta tarde de Pedro Gutiérrez Lorenzo "El Capea", José Mauricio y la repetición de Fermín Rivera con un encierro de La Estancia.

La corrida fue de aquí para allá sin resultado alguno que valiera la pena rescatar.

¿Lo que son las cosas verdad?

Cuando traes el santo de espaldas el público difícilmente valora tu esfuerzo.

Pero cuando sales con el viento en la cara, todo te festejan y lo que en otros toreros fueron "lanzas" en ti se convierten en "cañas" y ¡ya esta!

La formula perfecta para el triunfo.

Desde luego que hay que poner empeño en lograrle como lo hizo José Maurico con el primero de su lote al que a la postre le corto una oreja con base a una faena de riñones.

La oreja, un regalito del biombo porque en honor a la verdad resultó exagerada.

En el segundo de su lote las cosas empezaron a rodar mejor porque el astado rodaba mejor.

Con Piamonte que cargaba 470Kg bordó una bonita faena con pases lentos y en redondo amen de la buena embestida del que cerraba plaza y a quien Mauricio supo aprovechar hasta el final.

Malogro la faena con la espada y hasta descabelló pero aquí lo más interesante.

Me topé nuevamente con ese público "de oro" tan ignorante como insolente que comenzó a gritar "toro,toro" a la primera falla con el acero.

Es decir: el público que hacía unos cuantos minutos coreaba el consabido "olé", ahora le caía con todo a José Mauricio quien confundido no atinaba al final si se arrancaba a dar la vuelta al ruedo o taparse después de la salida al tercio.

Y si, los dos últimos, incluyendo el de regalo del "Capea" metieron bien la cabeza, pero en términos generales la corrida fue descastada.

Fermín Rivera pasó sin pena ni gloria porque simplemente pechó con el peor lote del encierro.

Y luego, en plena borrachera de emoción, José Mauricio pretendió sacar al ganadero Alejandro Martínez Vértiz para dar una vuelta al ruedo.

Confundido el público, confundido el juez, confundido José Mauricio y yo acabé igual: sumamente confundido.

Y tan confundidos andábamos todos, que los banderilleros como el Paquiro, le hizo "fuchi" a los toros con muchas precauciones y rejoneando a pié.

Pero con todo y las tremendas confusiones, no se me quita el gusto de ir a La México.

No hay comentarios:

Publicar un comentario